Valorar los residuos como recursos a reutilizar o reciclar, y eliminarlos de forma segura cuando corresponda, son reglas a tener en cuenta en la estrategia empresarial, ya que forman parte de un crecimiento inteligente, aportan ahorro, competitividad y una buena imagen, en una sociedad que cada vez valora más la necesidad de respeto al medio ambiente.
Una correcta gestión de residuos, que empieza por no generarlos, puede aportar numerosos beneficios a las empresas: por ejemplo, una mayor eficiencia en todos sus procesos, la reducción del consumo de recursos y energía, la mejora de su imagen corporativa y por todo ello, un incremento de la competitividad a largo plazo. Sin olvidar, claro, el valor que tiene esta responsabilidad empresarial en la mejora de la protección del medio ambiente.
Cada vez son más las empresas que lo ven así y priorizan unas buenas prácticas en la gestión de sus residuos, que les permiten, además, cumplir con las normativas que regulan este tema.
Todas las actividades generan algún tipo de residuo en cantidades y características muy diversas pero, en todos los casos, merece la pena conocerlos y planificar su correcta gestión como parte de la actividad.
Identificar y clasificar los residuos
Para poder definir un plan de gestión de residuos en la empresa el primer paso sería identificar todos, cuantificarlos y saber clasificarlos. Las personas designadas para esta tarea deben poder distinguir si se trata de residuos peligrosos o no, para poder saber las medidas específicas que es necesario aplicarlos.
Este tema es de gran importancia, ya que la clasificación de un residuo como peligroso conlleva una serie de obligaciones legales en cuanto a su etiquetado, envasado, mezcla, almacenamiento y transporte. A nivel de la UE, la clasificación de los residuos como peligrosos o no peligrosos especificado en la Lista europea de residuos (Lista de códigos LER). También la REVISIÓN DEL PLAN NACIONAL DE RESIDOS DE ANDORRA (PNR) 2017-2020 proporciona unas directrices básicas para clasificar un residuo como peligroso o no.
El Gobierno de Andorra aprobó el 9 de noviembre de 2016 la tercera revisión del Plan Nacional de Residuos para el período 2017-2020 tal como marca el artículo 11 de la Ley 25/2004 de residuos que hace mención de la necesidad de revisar los objetivos establecidos en el PNR cada 5 años.
Este tercera revisión permite:
- Actualizar el marco normativo referente al tema de los residuos.
- Evaluar la gestión realizada durante el período anterior.
- Definir las líneas de actuación y los objetivos para el período 2017 a 2020.
- Priorizar las actuaciones previstas para los próximos años, en los que se ha insistido en las acciones de prevención de residuos.
Además del nivel de peligrosidad, la persona que gestione los residuos debe poder identificar su origen y efectos sobre la salud y el medio ambiente, así como poder tipificarse, por ejemplo si se trata de Residuos sólidos urbanos (RSU), residuos industriales (RI) o residuos especiales (RE), y conocer cómo debe eliminarse de forma segura cada uno de ellos, según la normativa vigente.
Reducir, reutilizar y reciclar
El plan de gestión de residuos de una empresa puede variar mucho según el tipo de actividad y de la normativa autonómica a la que deba someterse, pero en la mayoría de los casos existen unos principios generales comunes: reducir, reutilizar y reciclar.
Especialmente reducir la producción de residuos siempre aplica, así que concienciarse y formarse para generar la menor cantidad de residuos posible es el primer paso que tendría que dar una organización para conseguir una correcta gestión de los mismos. En el caso de los residuos que no sean evitables, tendrían ser el más fácilmente reciclables y el menos peligrosos posible, por lo que otro paso importante es analizar qué materiales se están utilizando en los procesos de producción y ver si existen alternativas que sean más sostenibles.
Además de unos objetivos para minimizar la producción de residuos, la empresa tendría que contemplar también las acciones necesarias para conseguir recuperar materias primas y materiales considerados residuos, que puedan ser reutilizados o reintroducidos en el proceso productivo propio o en otros procesos de otras industrias.
Finalmente deben contemplarse las acciones necesarias para realizar un correcto reciclado de los residuos que no puedan ser reutilizados o facilitar su valorización material o energética, una opción cada vez más aceptada con la que se consigue dar a los residuos un valor económico, reducir el volumen de los cuales terminan en el vertedero y disminuir el consumo de recursos.
Un beneficio para todos
En el caso de muchas empresas la gestión de residuos no es una opción sino una obligación que les viene impuesta por ley. Pero, incluso en aquellas que no tienen la obligación de realizar un proceso de este tipo es una opción a tener en cuenta. Implantar un plan de gestión de residuos puede verse como un coste, pero, si la gestión es buena, esta actividad puede ayudar a optimizar la eficiencia de los procesos, reducir el consumo de recursos y generar un rendimiento económico, así como una imagen corporativa asociada al valor de la sostenibilidad.
Y, más allá del aspecto económico, una buena gestión de los residuos redunda en beneficio de todos, ayudando a preservar el medio ambiente y protegiendo nuestra salud.
Fuente: higieneambiental.com
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